LO BELLO DE LA VIOLENCIA.
Lo que a muchos pueda parecer improcesable, infumable, inevolucionable, a mí me ha parecido un espectáculo. Es que es justo lo inevolucionable de los personajes (que mantienen el mismo carácter hasta el último minuto de sus actos), lo que me ha dejado queriéndole como “obra maestra hipster”. Una historia tan simple, que para los 20 minutos iniciales te la sabes. Pero no es éste el elemento que deba arrebatarle el atractivo bien merecido que va más allá de los notables aspectos técnicos. Hablando de estos: ¡LUBEZKI, ERES PRODIGIO! Este hombre te arranca el corazón desde el primer fotograma. Increíble, tanto en lo estático como en las abundantes escenas de acción, ejecutadas con una brillantez inigualable. Tomas panorámicas que nos hacen testigos presenciales, desde el centro de la acción y también los detalles que la rodean. La cámara se mueve por donde quiere y se mancha de sangre, agua o vaho. Paisajismo, todo perfectamente ambientado y con unas localizaciones preciosas.
Hugh Glass, un personaje de pocas palabras que obliga al ya varias veces maltratado por la Academia –y por el oso-, Leonardo DiCaprio, a sacar a flote su estupenda faceta actoral. La mugre, los trozos de carne desgarrada, la sangre, todo le sienta bien a DiCaprio. Quién lo diría… una interpretación física era lo que se debía pagar por ese óscar (casi seguro) tan anhelado. En este punto no me encuentro en disposición de deliberar si el “ecce homo” que aquí compone será mejor o peor papel que otros por los que ha sido sistemáticamente ninguneado, pero un merecido descanso, con estatuilla en mano o no, debe concedérsele al pobre Leíto.
Amigos míos, nos encontramos ante un wéstern gore donde no hay blancos buenos e indios malos, ni hay indios buenos y blancos malos… es sólo gente intentando sobrevivir en un ambiente inhóspito, carente de honor y justicia, preñado de represalia, supervivencia y sed de sangre por lo que la humanidad misma acarrea con sus actos. Eso sí, innecesariamente larga (guión casi inexistente que pudo contarse en menos tiempo) para los que perseguimos el desenlace aun cuando no se ha llegado siguiera al acmé.
Alejandro, otra vez a un paso de la perfección.
¿Sobrevalorada? Le invito a darse un buen baño.
